Por Magdalena Poblete Castro

Jack es un perro que merece un reconocimiento especial dentro de nuestra fundación, ya que él ha sido un pilar fundamental desde los inicios de nuestra gran labor. Aquí te contaremos cómo Javiera González, creadora de la fundación y tutora de este perro, pudo poner en marcha este sueño gracias a este gran compañero.

Adopción de Jack

Javiera estaba en busca de un nuevo compañero de vida, por lo que comenzó su búsqueda por redes sociales. Fue así que se enteró de la dura historia de Jack. Él se encontraba abandonado en una feria libre, a la espera de que el camión de la basura se lo llevara. Al leer esto, Javiera escribió de forma inmediata a la persona que publicó el caso y llenó un formulario de adopción. Para su fortuna, la contactaron y le dieron aviso de que había quedado seleccionada para ser su tutora.

Cuando llegó el día de visita para ir a conocerlo, Javiera recuerda: “Se portó pésimo, hizo todas las cosas que un perro no debe hacer a la hora de la adopción. De hecho, su hogar temporal estaba súper nervioso. Pensaba que no me lo iba a llevar, pero yo lo amé”.

La fundadora de Huella Animal agregó que Jack era un perro hiperactivo con problemas bastantes complicados, pero que destacaba por su cualidad de ser muy sociable con los demás perros, personas e incluso con los gatos.

Creación de Fundación Huella Animal

Por medio de la veterinaria de Jack, Javiera conoció a Daniela Araya, etóloga clínica de Terapia Animal, quien fue su mentora en conducta animal, siendo una figura clave para comprender el comportamiento de Jack.

Observar a los animales desde la etología permitió entender que Dylan necesitaba rehabilitación conductual, quien tuvo que recorrer un largo camino para aprender a jugar y a perderle el miedo a los humanos, para ganarse la credibilidad de los vecinos que dudaban de él.

Una de las cosas que Javiera tuvo que aprender al conocer a Perrito Jack fue sobre etología. Estudiar sobre modificación conductual en animales le permitió comprender por qué él se comportaba de tal manera. Gracias a esto, Javiera descubrió que, en uno de sus paseos, Jack se fijaba en animales en los que quizá ella nunca se habría percatado.

Es así como encontraron a Dylan, nuestro primer perro de la fundación y mejor amigo de Jack. A partir de este hito, Javiera, junto a María José y María Paz, crearon la Fundación Huella Animal, dando así inicio a esta gran labor.

Mucho más que un buen compañero

Su tutora nos confesó que Jack no sólo le ayudó a ver la vida con ojos de perro, sino que también le ayudó a entrenar a los demás animales que iba rescatando: “Es el mejor perro mamá, lengüeteaba a los cachorros, los bañaba, cuidaba y con los gatos era aún mejor”.

Jack también le ayudó a comprender las conductas que tenían los rescatados, y lo complejo que era para ellos pasar por dicho proceso. También contribuyó a formar lazos con profesionales que hasta el día de hoy nos colaboran.

“Yo lo adopté pensando en cambiarle la vida a él y mejorarla, pero finalmente, me veo hoy con que él cambió mi vida por completo, mejorándola al 100%. Gracias a eso, hoy hago lo que más me gusta” concluye Javiera respecto a su compañero de cuatro patas.

Si quieres conocer más sobre nuestra fundación o ser parte de esta bonita aventura, te invitamos a visitar nuestra sección de información acerca de cómo ser voluntario, padrino o realizar una donación.